Muchas veces se olviden los héroes pronto pero recuerdan las cicatrices siempre. La estatua del caballo grandísimo con el prócer montado arriba era una representación del éxito que aquel hombre había tenido en algún momento importante de la historia del país. El maravilloso caballo muchas veces recibía la atención del público aun que si no fuera por el héroe, no existiría la estatua. Cuando el caudillo se bajó del caballo, vio que todo no era tan bonito como hubiera pensado, sino que el tiempo estaba mal otra vez. El héroe estaba buscando una explanación al caos que veía en la ciudad.
El heroísmo es la presencia de cualidades especiales de virtud y valor que uno se demuestra en un momento cuando nadie lo espera. El problema es que muchas veces los héroes son muy pocos porque para muchas personas es más fácil de no hacer nada y dejar el futuro al destino. En el cuento el héroe está harto de estar arriba del caballo y decide que quiere pasearse un rato. Habla de la diferencias de la vista de arriba del caballo y de abajo en el suelo. A veces los héroes pueden estar tan egocéntricos que olvidan los que tienen menos aun que los que tienen menos siempre están viendo para arriba hacia los héroes esperando que algún día puedan ser como ellos.
El héroe se encuentra desanimado después de ver los tanques y la disrupción civil que estaba en la ciudad. Cuando se sentó en un banco de la plaza, un joven se sentó a su lado. Para el héroe el joven es una representación de esperanza y le hace preguntas sobre la situación. Las palabras del joven le anima al caudillo cuando contestó la pregunta, “¿Y ahora qué hará?” El joven le respondió, “Eso no lo puedo decir a nadie”. Para el héroe esto significaba que el joven tenía un plan que iba ayudar a salvar la ciudad, el joven iba ser su héroe.
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